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Del francés flamme olympique, la llama olímpica – la cual es entregada a través del recorrido de la antorcha para el encendido del pebetero: una vez más, fue la protagonista de la ceremonia de inauguración en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Considerando el precedente, de simbolizar el despojo de Prometeo para ofrecer el fuego como divinidad al hombre e igualmente, rendir homenaje al origen de los Juegos: la antigua Grecia. Donde la llama se ubicaba en importantes templos sagrados y donde se usaba el skaphia, como artefacto para captar los rayos solares y emitir calor, dado que se requería que fuera puro.
Asimismo, en cuanto al primer pebetero, este se remonta a los JJ. OO. de Ámsterdam, 1928. Debido a que, en la parte superior de la torre Marathontoren se situó uno. Siendo encendida, la llama olímpica, por un empleado de la compañía de gas, con la finalidad de indicar la distancia de la competencia.
Más tarde, en los JJ. OO. de Berlín, 1936, para el fuego se empleó un espejo cóncavo; dejando de ser irrigado únicamente en los propios estadios. Gracias a que, en esta 11º edición: se dio origen a las antorchas con un primer relevo en Olimpia, Grecia hasta llegar al estadio de Alemania. A partir de 1960, la llama empezó a encenderse con varios meses de anticipación de la ceremonia de apertura.
Hoy en día, las mediciones también están inertes en los Juegos. Ejemplo de ello, es el fuego irrigado con espejo parabólico por medio de rayos solares. Además, de las antorchas olímpicas que se mantienen encendidas a causa del propano – el cual es un gas inflamable (GLP) – con el objetivo de aportar una combustión estable y duradera, que resista los diversos tipos de clima. Incluyendo vientos de hasta 70 km/h y lluvias de hasta 50 ml/h, gracias a su mecanismo interno que regula el flujo del gas.
En conjunto, la llama olímpica es vigilada todo el día mediante un equipo de hasta 10 personas. Sin embargo, como medida de seguridad, también se emplea una llama secundaria a través del método tradicional, días antes de la apertura. Con la finalidad de solucionar la ausencia de sol o como medida de prevención por si la principal se llegará a apagar por accidente. Misma que es resguardada dentro de linternas especiales, para asegurar que incluso en trayectos complejos como los viajes en avión – donde el fuego abierto no está permitido – la llama olímpica siga ardiendo.
En esta edición, la llama fue encendida el 16 de abril en Olimpia, y el 8 de mayo viajó desde Marsella para arribar en París el 26 de julio. Pasando por aproximadamente 10 mil portadores y por 65 lugares emblemáticos de la historia de Francia.
Mediante antorchas cada vez más novedosas, para representar al país anfitrión y, por supuesto, a los mismos Juegos. Al igual que, con diseños más resistentes para lidiar con las diferentes condiciones ambientales, mientras portaban la llama en los recorridos.
Mismos recorridos olímpicos, que inicialmente, fueron realizados a pie pero que actualmente, se realizan a través de diferentes medios de transporte y no sólo por atletas. Ahora, incluso han incorporado personas como aficionados, voluntarios y antiguos campeones; entre ellos, personas con discapacidad, ancianos y niños para conformar equipos de 24 miembros, en cada relevo.
En dichos JJ. OO., la ruta incluyó al mar Mediterráneo y atravesó “el relevo de los océanos”; al cruzar el océano Atlántico, el Índico y el Pacífico para su arribo a 6 territorios de ultramar. Con una travesía de unos 12,000 km y con una ceremonia de apertura a orillas del río Sena.
No obstante, ya en el pebetero, no hubo una combustión en su estructura. En lugar de ello, se empleó una tecnología amigable con el medio ambiente y 100 % eléctrica. Conformada por 40 focos LED, para iluminar una nube generada por 200 boquillas de nebulización, con una intensidad de 4,000,000 de lúmenes y con un bajo consumo de agua.
En cuanto a su diseño, este se trató de un globo aerostático para recordar el primer vuelo llevado a cabo también en la capital, en 1783. Y con una ubicación relevante, con vista al obelisco de la Plaza de La Concordia, al Museo del Louvre y su pirámide, hasta los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo.
¡Sé testigo de los JJ. OO. de París 2024, hasta el próximo 11 de agosto!